El primer paso es saber cuándo reestructurar
El primer paso para reestructurar una empresa sin fallar en el intento es identificar el momento en que se necesita un cambio, ya sea a nivel interno o en lo que a la estrategia de la organización se refiere. Sabrás cuándo reestructurar si te ves en una de estas situaciones:
- La empresa tiene problemas financieros: las pérdidas recurrentes, la disminución de ingresos o el aumento de deudas son motivos suficientes de reestructuración.
- Hay cambios en el mercado: las tendencias nuevas, la competencia creciente o los cambios en la demanda requieren hacer cambios a nivel empresarial.
- La empresa está creciendo rápidamente: cuando se produce una expansión rápida en el mercado, es posible que la empresa se vea ante una estructura desorganizada.
- Fusiones y adquisiciones: con la globalización y los avances digitales, es más importante que nunca aprender a integrar diferentes culturas y sistemas operativos.
Así que ya sabes: identificar estos signos a tiempo permite actuar de manera proactiva y evitar que los problemas se agraven. Si no tienes ni idea de cómo hacerlo, siempre puedes pedir asesoramiento de un abogado inmobiliario para proteger tus derechos y encontrar soluciones.

Haz una evaluación de la situación actual
Una vez que has identificado los puntos flacos de tu empresa y son motivos suficientes para hacer una reestructuración cuanto antes, es fundamental que realices un diagnóstico exhaustivo de la situación que vive la empresa. Esta evaluación debe incluir lo siguiente:
- Análisis financiero: revisa balances y estados de resultados para localizar áreas con problemas, como los productos no rentables o los gastos operativos excesivos.
- Revisión operativa: mide la eficiencia de los procesos internos y la cadena de suministro para encontrar todos esos aspectos que se podrían automatizar.
- Evaluación de recursos humanos: analiza la estructura organizativa y el desempeño del personal con encuestas de clima laboral y rendimiento individual y grupal.
- Análisis de mercado: estudia la posición de la empresa en el mercado y su competencia con un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas); busca tendencias emergentes y las preferencias del consumidor.
Este diagnóstico parece engorroso, pero te dará una visión clara de las áreas que necesitan reestructuración y también te ayudará a definir los objetivos del proceso.
¿Cuáles son los objetivos de la reestructuración?
Tomando de base el diagnóstico que te incluimos más arriba, tienes que establecer objetivos claros y alcanzables para saber bien cómo reestructurar una empresa. Estos objetivos son:
- Mejorar la rentabilidad: aspectos como quitarte gastos y aumentar los ingresos deberían ser tu prioridad, pero para ello tienes que identificar todas las áreas donde implementar estrategias de ahorro y nuevas fuentes de ingresos sean válidos.
- Optimizar procesos: las operaciones internas deberían funcionar de manera fluida para no perder el tiempo y optimizar la productividad, con metodologías como Lean o Six Sigma para mejorar al máximo la eficiencia y eliminar cualquier desperdicio.
- Ajustar la estructura organizativa: piensa en redefinir roles y responsabilidades para crear una estructura más plana que mejore la comunicación y la toma de decisiones.
- Innovar productos o servicios: para que una empresa funcione, tiene que saber adaptarse a las nuevas demandas del mercado. Invertir en investigación y desarrollo para crear productos innovadores y mejorar la oferta existente es un buen objetivo.
Como has visto aquí, definir los objetivos de la reestructuración te va a permitir enfocar tus esfuerzos en una dirección y medir el éxito según te pones manos a la obra. Además, también es importante que establezcas métricas claras para evaluar el progreso hacia estos objetivos.
Empieza a desarrollar un plan de reestructuración
Tu siguiente paso debería ser desarrollar un plan detallado para reestructurar la empresa:
- Con estrategias y acciones específicas que te permitan definir las medidas a tomar en cada área: por ejemplo, si el objetivo es reducir los gastos, es factible que renegocies los contratos con proveedores o reduzcas el tamaño de la plantilla.
- Mediante un cronograma que te sirva para establecer un calendario con plazos realistas donde dividas el plan en fases: al principio vas a incluir los cambios más urgentes y con el tiempo te enfocarás en hacer modificaciones más complejas.
- Mediante la asignación de recursos, incluidos los recursos humanos y financieros, así como los materiales necesarios para implementar cada etapa del plan.
- Con el diseño de un plan de comunicación interna y externa para informar sobre los cambios a los empleados, inversores y otras partes interesadas que colaboren contigo.
No es posible aprender cómo reestructurar una empresa si no cuentas antes con un plan bien estructurado para guiar el proceso y asegurar que se implementa como esperas. También incluirás un análisis de riesgos y un plan de contingencia por si te enfrentas a algún obstáculo.
¿Cómo se implementa el plan de reestructuración?
La implementación es la fase más crítica y requiere una gestión cuidadosa para asegurar que los cambios se realicen según lo planificado. Los aspectos clave de esta fase incluyen:
- Liderazgo: contar con líderes comprometidos que impulsen el proceso y que sean capaces de motivar a los empleados, con autoridad para tomar decisiones difíciles.
- Gestión del cambio: apoyar a los empleados durante la transición, ofreciendo capacitación y apoyo con programas de formación y desarrollo.
- Monitoreo y ajuste: supervisar el progreso y realizar ajustes necesarios en el plan con métricas y feedback continuo para evaluar el avance y hacer correcciones al momento.
La implementación se hace bien si la empresa tiene la capacidad de adaptarse a los cambios, mantener la motivación y el compromiso de su personal, y llevar una comunicación constante y transparente durante todo el proceso. Así minimiza la resistencia y aumenta la colaboración.
Conclusiones sobre cómo reestructurar una empresa
Reestructurar una empresa es un desafío complejo que requiere un análisis profundo, una planificación meticulosa y una buena ejecución. Contar con un abogado laboral es fundamental para garantizar que todos los cambios cumplan con la normativa vigente y proteger los derechos de los empleados. La clave del éxito radica en definir objetivos claros, desarrollar un plan detallado, implementar los cambios y evaluar los resultados.